LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN MÉXICO

Mauricio Castillo, Jorge Van Rankin, Leonardo de Lozanno y Raúl Araiza

A propósito del Día de la Libertad de Expresión que celebramos ayer en Guatemala, esta noche se presentarán en el hotel Westin Camino Real los cuatro protagonistas del programa de televisión denominado Miembros al Aire, que produce la empresa Televisa de México y se transmite por Univisión cable: ellos son el actor, escritor y pintor Mauricio Castillo, quien fue comparsa de Adal Ramones en el programa Otro rollo, el actor Jorge Van Rankin, apodado “El Burro”, el cantante de rock Leonardo de Lozanno y uno de los conductores del programa matinal Hoy, Raúl Araiza, apodado “El Negro”, hijo del actor y productor del mismo nombre y de la actriz Norma Herrera. Valiéndome de su “honda” que algunos califican de escatológica, puedo decir: “¡Son simpáticos estos cabrones!” O, si se prefiere, “¡Son atrevidos estos hijos de la chingada!”. El más descarnado de los cuatro es, indudablemente, “El Burro” Van Rankin, pero los otros también tienen lo suyo. Tengo entendido que este programa tiene alto rating, lo cual significa que es muy popular entre los televidentes, por lo cual ya se ha convertido en una especie de show y los cuatro protagonistas hacen giras por los estados de México; y, evidentemente, también por el extranjero.

¿Cuál es la característica principal de este exitoso programa de televisión? ¿Cuál es la “honda”? ¡La franqueza! La libertad de expresión que aprovechan gracias a que se los ha permitido el presidente de la empresa Televisa, Emilio Azcárra Jean, hijo de mi amigo y contemporáneo Emilio Azcárraga Milmo (“El Tigre”) y nieto de don Emilio Azcárraga Vidaurreta, fundador de la radio XEW, “La voz de la América latina desde México”, y de la empresa televisora Televisa. Los cuatro presentadores visten casualmente, como si estuviesen en la calle o en su casa, con gastados blue jeens y zapatos tenis, lo cual parece insólito en un programa de televisión donde siempre se habían presentado los artistas y los conductores elegantemente vestidos. El simple hecho de llamar a las cosas por su nombre y de poder hablar abiertamente del sexo y de las relaciones sexuales, es un paso que podríamos llamar trascendental en una Ciudad tan cosmopolita donde antes eso no se hacía. Pero ya era hora que ocurriese en México, país que tiene más de 100 millones de habitantes y en su acervo cultural tanta riqueza idiomática y se cultiva lo que se llama “albur”, que consiste en un intercambio de juegos de palabras con doble sentido. En años no muy lejanos, nadie podía expresarse por escrito, por radio o por televisión como se habla coloquialmente entre amigos, entre “cuates”, en confianza, sin mojigaterías, llamando a las cosas por su nombre. Era estrictamente prohibido. El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó durante más de siete décadas exigía la estricta observación de la más pacata hipocresía en los medios de comunicación y antes de atreverse a hacer alguna crótoca al partido en el poder más valía tener autorización de Los Pinos, como se llama a la Casa Presidencial. En ninguno de los programas eran permitidas las expresiones comunes y corrientes como “pinche”, “chingadera”, “puta madre”, “cabrón”, “hijo de la chingada”, “pendejo”, etcétera, ni eran bien vistos los albures, ya fuesen escritos, radiales o televisados. No obstante lo cual, no me explico por qué siguen llamando “bubies” a los senos y “pompies” a las nalgas o gluteos de las mujeres. ¡Lo cual me parece una mariconada de su parte! Esa actitud, por increíble que parezca en un país como México, llegaba a tal extremo que la inquisitorial Liga de la Decencia hizo que le pusieran calzones de tela a la bella escultura de la diosa romana de la cacería Diana Cazadora o “Flechadora de las Estrellas del Norte” que adorna una fuente que ahora está situada en el Paseo de la Reforma y calle Mississippi. La fuente fue inaugurada el 10 de octubre de 1942 y desde ese momento se ganó el afecto del pueblo, quien la empezó a llamar “La Diana Cazadora”, pero desde esa fecha también se ganó las críticas de los sectores más ultraconservadores de la sociedad mexicana de la época, y un año después la tristemente famosa “Liga de la Decencia”, que actuaba como una especie de Inquisición moral, tras una serie de actos de protesta, que incluyeron la colocación de ropa interior de tela sobre la escultura, logró que el escultor Juan Olaguíbel le colocara un calzoncillo de bronce a su obra. Sin embargo, en espera de tiempos de más libertad, el artista solamente lo fijó con tres puntos de soldadura, en espera de poder retirarlo algún día que hubiese más amplitus de criterio. El caso es que durante los más de setenta años que el PRI fue “la dictadura más perfecta”, como la calificó el escritor peruano Mario Vargas Llosa, no había libertad de expresión, porque los medios de comunicación no permitían que los periodistas y conductores de programas radio o televisión se expresasen con libertad. La innegable gracia del albur mexicano estaba vedada en los medios de comunicación. Solamente al cómico Germán “El Loco” Valdés se le permitían ciertas libertades que eran tomadas como excentricidades, porque gozaba de la simpatía y el apoyo del “Tigre” Azcárraga y del gran impulsor de la televisión mexicana Luis De Llano Palmer, padre del actual activo productor Luis de Llano Macedo, hijo de la desaparecida bella actriz Rita Macedo.  El caso es que era prohibido expresarse empleando lenguaje común y corriente, usual, diciendo “leperadas”, como se llama a “las malas palabras “. Esto me recuerda que en Guatemala, el primer periodista que se atrevió a publicar en sus columnas del diario La Hora unas cuantas “malas palabras” fue el gran periodista, historiador y político Clemente Marroquín Rojas, que un día escribió un memorable editorial titulado: “La píldora anticonceptiva o ¡que viva la putería! y el monokini o las tetas al aire!”, el cual causó escándalo entre los infaltables pacatos. Desde aquellos tiempos yo también comencé a escribir en mis columnas una que otra “palabrota”, lo cual fue motivo para que la poetisa y periodista cultural Luz Méndez de la Vega (qepd) y su amante, el columnista Mario Alberto Carrera, exigieran mi “inmediata expulsión” de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) acusándome de usar “lenguaje escatológico”. Lo cual me trae el recuerdo el privilegio que tuve de haber sido amigo del gran Académico de la Lengua Española Camilo José Cela, que publicó el Diccionario de las malas palabras, quien decía que  las malas palabras no existen, sino solamente las malas connotaciones y las malas interpretaciones.

Sin ánimo de inmiscuirme en la historia política de ese gran país –al cual mis lectores saben que admiro y amo–, cuando en el año 2000 se dio en México “la alternancia” en la Presidencia de la República, y accedió al poder Vicente Fox Quesada, algo sucedió que se rompieron las largo tiempo impuestas limitaciones pacatas y comenzaron a abrirse las puertas a la libertad de expresión. ¡Algo sucedió! El caso es que durante el gobierno del actual mandatario, licenciado Felipe Calderón Hinojosa –merecedor de mi respeto, admiración y simpatía– la libertad de expresión no ha encontrado obstáculos ni cortapisas de ninguna clase. No sé qué fue lo que sucedió. Pero hoy los escritores pueden expresarse con ilimitada amplitud, con la libertad de llamar las cosas por su nombre y criticar al gobierno como nunca se podía hacer durante las siete décadas del PRI, cuando la figura del presidente de la república era casi monárquica e intocable. Y, poco a poco, cada día ha habido más libertad de expresión. Poco a poco. Comenzaron por decir “¡Está cañón!” para no decir ¡está cabrón!, por un programa de tipo talk show de Yordi Rosado, otro de los que habían trabajado con Adal Ramones, y después presentaron otro programa titulado “No manches”, para no decir no chingues, como es la expresión usual. Los medios de comunicación escritos podrián dar testimonio de esto. Y lo mismo podrían decir las estaciones de radio y las de televisión. Los editorialistas y columnistas de prensa y los conductores de los programas periodísticos de las empresas Televisa y Azteca ya no tienen que obtener autorización de la Casa Presidencial denominada Los Pinos para tratar ciertos temas. ¡Por fin se abrieron las puertas a la libertad de expresión en un país que ha derramado tanta sangre luchando por su libertad! ¡Vaya! ¡Ya era hora!

Sin embargo, debo aclarar que México no inventó el agua azucarada. La televisión de España dio el ejemplo, con todo y tener a manera de adorno una trasnochada monarquía en un mundo democrático globalizado. En el programa ¿Dónde estás corazón? del Canal Antena 3 se comenzó a hablar con entera franqueza sobre cualquier tema, particularmente sobre el sexo, y a emplear “tacos” o “malas palabras” para llamar a las cosas por su nombre. Y aunque ese programa ya salió del aire, tengo entendido que ahora hay otros en diferentes canales. Mientras tanto, en la gran potencia hegemónica mundial, los Estados Unidos de América, todavía es prohibido decir shit (mierda) y cuando alguien lo dice suena una alarma para que no se oiga. Sí e puede decir son of a bitch (hijo de perra o de puta), pero no se vale decir simplemente bitch (puta). En la más grande potencia hegemónica mundial no se vale emplear “palabrotas” ya sea por escrito como por la radio o la televisión. Pero esto no debería de extrañar cuando de 1930 a 1968 la nefasta Hays Office, del tristemente recordado Will H. Hays, y después la llamada Breen Office, por su primer administrador, Joseph Breen, estaban encargadas de velar en Hollywood por el estricto cumplimiento de la “moral” en la Motion Picture Production Code. A tal extremo que era prohibido que los besos entre los protagonistas de una película romántica tuviesen más de cierto tiempo de duración.

Una de tantas gracejadas de los cuatro conductores

Pero volviendo al programa de televisión Miembros al aire, al principio causó cierto escándalo cuando, siguiendo un ritual, al dar comienzo el programa, los cuatro protagonistas se ponen de pie y preguntan maliciosamente a sus invitadas: “¿Has tenido alguna vez cuatro miembros parados delante de tí?”, lo cual, lógicamente, se toma en doble sentido. Y las respuestas que reciben generalmente son tan ocurrentes como la pregunta. Después dedican la extensión del programa a tratar diferentes temas, por lo general algunos que son insólitos en la televisión abierta. Leen algunos datos curiosos de ciertos temas, hablan abiertamente sobre sexo y de la masturbación (un tema que es muy recurrente en sus conversaciones), mientras sueltan una cadena de leperadas y se divierten a carcajadas porque saben que divierten a su público.

Lo mejor de esta bienvenida apertura en los medios de comunicación mexicanos es que, así como hay un programa como Miembros al Aire con sus leperadas, también hay un programa estrictamente periodístico de gran altura como Tercer Grado un programa de interesantes debates y análisis políticos, filosóficos, sociológicos, antropológicos, etnográficos, psicológicos y económicos, producido por Noticieros Televisa, que allá se transmite los miércoles a las 23:30, pero lamentablemente en Guatemala lo retransmiten hasta las 4 de la madrugada. Ojalá lo puedan transmitir a la misma hora que en México, porque sería más cómodo. Lo conduce el Doctor Leopoldo Gómez, Vicepresidente de Noticieros Televisa, como moderador, y con la participación de los destacados periodistas Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola, Adela Micha, Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva y Denisse Maerker. Les sugiero que se desvelen para verlo o, de lo contrario, que los vean posteriormente por Google en Internet. Pero les aconsejo que no se lo pierdan. ¡Es un excelente programa periodístico!
El programa por lo general se divide en tres segmentos, con tres diferentes temas. Los participantes dan sus puntos de vista desde la perspectiva periodística, analizando diferentes ángulos de los hechos que impactan a la opinión pública, muchas veces entrando en acaloradas discusiones entre ellos, producto de los argumentos altamente controversiales de éstos. Por estos días el tema más comentado es el político, ante la proximidad de las elecciones presidenciales, que tendrán lugar el 1 de julio, en las que participan cuatro candidatos: el licenciado Enrique Peña Nieto, de 45 años, de quien se afirma que será el seguro ganador ex Gobernador del Estado de México, por el PRI,; Andrés Manuel López Obrador por las izquierdas, por segunda vez; la ex ministra y ex diputada Josefina Vásquez Mota por el PAN y el ambientalista Gabriel Quadri.

El hecho que el espectáculo del programa Miembros al Aire haya sido contratado para venir a presentarse en un conocido hotel es porque, después de ver las cosas que se dicen en la famosa Huelga de Dolores de los estudiantes de la Universidad de San Carlos, a los guatemaltecos de mente amplia no les causará ningún escándalo escuchar las leperadas, peladeces, malas palabras o palabrotas que emplean, ni los atrevidos enfoques de temas de los cuales hasta hace poco solo se hablaba en privado, no en público. ¡Mucho menos en un programa de televisión! Durante su estancia entre los guatemaltecos probablemente van a tener oportunidad de darse cuenta de que nosotros también tenemos lo nuestro en cuanto a ser “mal hablados”, constantemente empleamos tantas palabrotas como ellos, pero, lamentablemene, no se cultiva el albur. Aunque sí empleamos las graciosas “ocurrencias” que caracterizaron al genial cuentista Tito Monterroso, nacido en Honduras pero nacionalizado guatemalteco. Para terminar, extiendo mi más cordial saludo de bienvenida a estos “cabrones” o “hijos de la chingada” mexicanos tan simpáticos y les deseo una grata permanencia.

Para quienes deseen ver algunos videos de los programas Miembros al Aire, les sugiero hacer click sobre la cruz de abajo. Le sugiero comenzar por el que se llama Osos más Comunes. Verán que se van a divertir mucho.

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Twitter: @jorgepalmieri