Un poco más de Historia nacional

Ayer publiqué la larguísima lista de militares que gobernaron Guatemala desde que vino el sanguinario genocida español Pedro de Alvarado y se apoderó de estas tierras en nombre de los reyes de España. Pero sólo llegué hasta la nefasta etapa histórica en la que el principal protagonista fue el general hondureño Francisco Morazán, un militar autoritario, despótico y ladrón que odiaba a Guatemala y detestaba a los guatemaltecos. Primero fue jefe de Estado en Honduras y después Presidente de las provincias de Centroamérica.
El general Morazán invadió Guatemala el 13 de abril de 1829 y exigió al pueblo guatemalteco grandes sumas de dinero como contribución para el mantenimiento de sus tropas, depojó de sus bienes a la mayoría de sus opositores y vejó a todas las personas que no eran de su agrado. Además, causó sangrientas confrontaciones armadas entre las provincias de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. ¡Hasta las joyas de los santos en las iglesias se robó en Guatemala! Hizo fundir el oro de las coronas de las vírgenes para pagar el mantenimiento de su ejército. Pero recibió su merecido cuando estaba refugiado en Costa Rica a donde huyó tras la derrota de su ejército por los ejércitos de Guatemala, Honduras y Nicaragua porque sus tropas se insubordinaron, y el 15 de septiembre de 1842 fue fusilado.
Pero creo que también es necesario que recordemos que a partir de que se declaró la Independencia de las provincias centroamericanas hubo presidentes civiles que tuvieron gestiones positivas pero fueron muy breves los mandatos de algunos de ellos por haber tenido que sortear constantes problemas causados por las acciones de los militares ambiciosos y de sus opositores y grupos de bandoleros que a menudo invadían la ciudad de Guatemala para saquear a la población. A las desafortunados gobiernos espurios del capitán general español Gabino Gaínza y del general de origen italiano del ejército del emperador mexicano Agustín de Iturbide, siguió el primer Jefe interino del Estado, doctor Alejandro Díaz Cabeza de Vaca, quien gobernó Guatemala del 16 de septiembre al 12 de octubre de 1824.
A éste le siguió Juan Barrundia como primer jefe del Estado de Guatemala, electo el 30 de enero de 1824 y gobernó del 12 de octubre de 1824 al 6 de septiembre de 1826. Le sustituyó Cirilo Flores, del 6 de septiembre al 18 de octubre de 1826; después el salvadoreño Manuel José Arce, del 19 de octubre de 1826 al 2 de enero de 1827; después el licenciado José Domingo Estrada, del 2 de enero al 1 de marzo de 1827, a quien sustituyó el licenciado Mariano de Aycinena y Piñol, quien fue electo el 7 de febrero de 1827 y gobernó del 1 de marzo al 24 de abril de ese año, pero se vio obligado a renunciar y, en vista de que no se le aceptó la renuncia, ejerció la presidencia hasta el 12 de abril de 1829.
Del 12 al 30 de abril asumió el poder Mariano Zenteno, a quien sustituyó Juan Barrundia del 30 de abril al 30 de agosto. Después asumió la presidencia el doctor Pedro Molina del 30 de agosto de 1829 al 9 de marzo de 1830, y le sustituyó Antonio Rivera Cabezas del 9 de marzo de 1830 al 10 de febrero de 1831. El general José Gregorio Salazar, nacido en El Salvador, fue el vicepresidente durante la presidencia del general Francisco Morazán y fue un buen hombre, trabajador y honrado que desempeñó la presidencia varias veces en forma interina: en junio y julio de 1832, de febrero a octubre de 1833, de enero a febrero de 1834, en junio y julio de 1834 y en abril, mayo y junio de 1835, mientras Morazán se desplazaba para combatir a los insurrectos y bandoleros. Cuando Salazar estaba a cargo de la presidencia, falleció el 1 de febrero de 1838 mientras las turbas de Mataquescuintla, al mando del burdo e iletrado Rafael Carrera, invadían la capital y se vio obligado a esconderse acompañado de su familia en casa de su amigo el doctor Quirino Flores, pero las turbas le descubrieron y fue hecho prisionero.
Del 8 al 28 de agosto del mismo año gobernó Francisco Javier Flores, a quien sustituyó el doctor Mariano Gálvez, un brillante liberal estudioso y patriota que fue electo Presidente el 24 de agosto y, aunque tuvo que sortear constantes problemas, que le causaban sus enemigos mortales los conservadores y las turbas de asaltantes de Matasquescuintla y Mita al mando de Rafael Carrera, fue reelecto el 25 de marzo de 1835, y de nuevo logró gobernar hasta el 2 de febrero de 1838 cuando fue derrocado por los conservadores con el apoyo del clero y huyó a México donde se radicó hasta su muerte.
El doctor Mariano Gálvez merece un capítulo aparte: tuvo un origen desconocido y misterioso, pues se ignora quiénes fueron sus padres, y unos dicen que nació el 29 de agosto de 1790 y otros que el 26 de mayo de 1794. Un día apareció abandonado en una canasta en la puerta de la casa de fray Toribio Carvajal, quien lo entregó a una familia adinerada que le dio una esmerada educación. Hizo sus primeros estudios en el Colegio de Infantes y el 16 de diciembre de 1819 se doctoró en Derecho y tuvo una brillante y exitosa carrera política que comenzó como consejero privado del capitán general español Gabino Gaínza y se le atribuye haber influído para que el 15 de septiembre de 1821 se proclamara la Independencia de Centroamérica. Después fue Síndico primero de la Municipalidad de Guatemala mientras Guatemala estaba en guerra con El Salvador y fue uno de quienes más influyeron para poner fin a las guerra. Fue un hombre de extraordinaria inteligencia y de gran cultura. En agosto de 1831 fue electo Jefe del Estado de Guatemala y gobernó durante una época sumamente angustiosa y llena de disturbios. Los peores enemigos de su gobierno fueron Juan de Dios Mayorga y el coronel Manuel Montúfar. Durante su gestión se estableció el matrimonio civil y se decretó la ley de divorcio, fundó la Biblioteca Nacional y el Museo Nacional. Fue un gobernante progresista y respetuoso de las leyes y de las garantías individuales, lo que entonces equivalía a lo que hoy se llama “derechos humanos”. Fue respetuoso de la libertad de pensamiento, la libertad de asociación, la libertad de expresión y la libertad de prensa, lo cual fue una novedad. Promulgó los juicios por jurados, lo que provocó el desagrado de los conservadores, y estableció el sistema penitenciario. En su gestión se lograron las bases para mejorar la instrucción pública y fue partidario de la instrucción laica, y para evitar tantos feriados suprimió fiestas religiosas, lo cual le produjo la enemistad del clero y de los conservadores “cachurecos” y el odio del Partido Clerical que hizo una campaña negra para hacer creer al pueblo que él había ordenado envenenar las aguas que consumía y que eso fue lo que causó el cólera morbus que cobró millares de víctimas, lo que provocó una insurrección popular que inició en Mita y Mataquescuintla el burdo y analfabeta Rafael Carrera quien contaba con el apoyo del clero que desde los púlpitos divulgó la infame versión de que la peste era un castigo de Dios porque Gálvez era hereje y tirano. A principios de 1838 lo desconocieron como jefe de Estado Antigua Guatemala, Chiquimula y Salamá. En febrero de 1838 Rafael Carrera, quien se había autonombrado ?teniente general? y gozaba de la simpatía del clero y de los conservadores, entró triunfante a Guatemala al frente de su ejército de asaltantes, lo que obligó a Gálvez a abandonar el poder y huir a México, donde se radicó en la capital y estableció su bufete de abogado y adquirió mucha distinción, fama y fortuna.
Tras la caída de Mariano Gálvez asumió el poder el doctor Pedro José Valenzuela del 2 de febrero al 20 de junio de 1838, pero no pudo soportar las constantes invasiones a la ciudad de Guatemala y los desmanes y crímenes de las turbas de Rafael Carrera y se vio obligado a renunciar.
En su calidad de presidente del Consejo y encargado de la Jefatura del Estado, le sustituyó el doctor Mariano Rivera Paz, quien durante su primera etapa gobernó del 20 de junio al 13 de julio de 1838, pero le sustituyó el doctor Pedro José Valenzuela del 13 al 25 de julio del mismo año; Rivera Paz asumió de nuevo el poder otros cortos períodos del 3 de febrero al 14 de abril de 1838, del 20 de junio al 13 de julio del mismo año y del 25 de julio de 1838 al 30 de enero de 1839.
Por imposición del general Francisco Morazán, el 29 de enero de 1839 la Asamblea nombró Jefe Provisorio del Estado al general Carlos Salazar quien gobernó hasta el 12 de abril del mismo año, razón por la cual el doctor Rivera Paz publicó dos protestas los días 30 y 31 de enero, en una de las cuales razonó su renuncia junto con sus dos secretarios agregando al texto del acta de su dimisión: ?Al levantarse de sus sillas protestan solemnemente ante el Ser Supremo y los hombres, que no dejan espontáneamente la administración pública, para que en ningún tiempo puedan los pueblos del Estado decirles: Nosotros os colocamos al frente de nuestros negocios y vosotros cobardemente los abandonásteis?.
Mariano Rivera Paz fue un político muy hábil y volvió a hacerse cargo del gobierno del 13 de abril al 20 de octubre de 1839 y del 20 de octubre al 29 de noviembre del mismo año. En esa fecha fue nombrado Primer Presidente del Estado de Guatemala y gobernó otros cortos períodos: del 29 de noviembre de 1839 al 10 de julio de 1841, y durante ese mismo año del 12 al 22 de julio, del 22 de julio al 3 de agosto, del 1º al 4 de octubre, del 4 de octubre de 1841 al 25 de febrero de 1842 y del 13 de mayo de 1842 al 7 de diciembre de 1844,; y el día siguiente, asumió el poder en calidad de Consejero del Estado el doctor Mariano Rivera Paz hasta el 20 de octubre, cuando lo asumió en calidad de Jefe interino del Estado de Guatemala hasta el 29 de noviembre e 1830, cuando fue electo Primer Presidente del Estado de Guatemala y gobernó hasta el 7 de diciembre de 1844.
Rafael Carrera fue un hombre ignorante y extremadamente conservador que tenía “puño burdo” y mantuvo en jaque a Guatemala al frente de su despiadado ejército de bandoleros y primero se autonombró teniente general y después general. Más adelante veremos cómo este hombre sanguinario y totalmente iletrado llegó a ser ?presidente perpetuo? de la República de Guatemala hasta el día de su muerte y sus restos fueron depositados solemnemente en la bóveda de la Catedral Metropolitana, donde reposan al lado de los restos de varones tan ilustres y liberales como el obispo Juan José Gerardi Conedera (1922-1998), quien ha sido declarado “Mártir de la Paz”. (Continuará)

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